LA OPINIÓN INTERNACIONAL SOBRE LA RELACIÓN ENTRE CIENCIA Y LITERATURA

Por: Basilia Hernández     Imagen: tomada de revista cultural El Cuaderno

Cuando el físico inglés Charles Percy Snow propuso la separación de “la Ciencia y la Literatura” en la Conferencia sobre las dos Culturas (1959), afirmando que el futuro es de los científicos y que los intelectuales son “luditas naturales”; surge la respuesta del influyente crítico literario británico Frank Raymond Leavis, quien en la Conferencia Richmond (1962), afirmó que para comprender los valores humanos, la literatura es superior; pero a la vez, indicó que Snow “no solo no era un genio, sino que era intelectualmente tan mediocre como lo pudo ser”.

En el desarrollo de este conflicto, surge la figura del escritor y filósofo británico Aldous Huxley, quien en su ensayo “Ciencia y Literatura” (1963), abordó el conflicto y analizó su esencia, planteando la posibilidad de una reconciliación, al definir la ciencia como un medio para investigar, ordenar y comunicar las más públicas de las experiencias humanas y en otro sentido, la literatura también abordaría tales experiencias públicas. Sin embargo, la literatura se centra fundamentalmente en las experiencias más privadas, en la interacción entre los mundos privados de los individuos que sienten y piensan y los universos públicos de la “realidad objetiva”, la lógica, las convenciones sociales y la información acumulada y disponible.

“Mientras el hombre de ciencia hace lo posible por ignorar los mundos que le revelan las más privadas experiencias propias y las ajenas, el hombre de letras no se detiene mucho tiempo en lo que resulta meramente público. Para él, la realidad exterior se relaciona constantemente con el mundo interior de la experiencia privada, la lógica compartida se modula para convertirse en sentimiento no compartido, la salvaje individualidad quiebra siempre la cáscara de la costumbre cultural (p. 12).»

Según Huxley, las ciencias físicas son “nomotéticas”, pues intentan establecer leyes explicativas, y estas leyes resultan sumamente útiles y reveladoras cuando tratan de las relaciones entre lo invisible e intangible que subyace tras las apariencias. Lo invisible e intangible no puede ser descrito, pues no es un objeto de la experiencia inmediata; se conoce solo por inferencias obtenidas a partir de la experiencia inmediata al nivel de la apariencia ordinaria (p. 14).

La literatura es “ideográfica”, afirmó Huxley, pues le concierne la descripción de las apariencias y las cualidades observables de los objetos percibidos como totalidades, los juicios, las comparaciones y las discriminaciones, la naturaleza interior y las esencias, y, finalmente, el “istigkeit”, el no pensamiento, la atemporal mismidad (o unicidad del ser) en una infinitud de perpetuas muertes y perpetuos renacimientos.

De acuerdo con Huxley:

“El mundo que trata la literatura es aquel en que los seres humanos nacen, viven y finalmente mueren; el mundo en que aman y odian, en que experimentan el éxito y la humillación; el mundo de la esperanza y la desesperación, de los sufrimientos y las alegrías, de la locura y el sentido común, de la estupidez, la astucia y la sabiduría; el mundo de las presiones sociales y los impulsos individuales, de la razón contra la pasión, de los instintos y las convenciones, de la lengua compartida y el sentimiento y la sensación incompartibles, de las diferencias innatas y las reglas, los papeles, los solemnes o absurdos rituales impuestos por la cultura dominante. Todo ser humano es consciente de este mundo múltiple y sabe (de modo más bien confuso la mayoría de las veces) dónde se ubica en relación con él. Es más, por analogía consigo mismo puede suponer dónde se ubican los otros, qué sienten y cómo es probable que se comporten (p. 15)”.

Como individuo privado, afirma Huxley, el científico habita el mundo polifacético en que el resto de la raza humana vive y muere.

Por lo anterior, podemos colegir que la Ciencia y la Literatura tienen al ser humano con toda su dignidad, con principios, valores, con su ética, desenvolviéndose en el entorno y la sociedad en todas sus dimensiones, ya que es el hombre quien produce y maneja el conocimiento, en cualquiera disciplina.

La relación de la “Ciencia y la Literatura” ha sido y será factor primordial en el desarrollo de la sociedad del conocimiento. Su relación en esta contemporaneidad y el desarrollo de las TICs, han servido para fortalecer la relación ser humano-sociedad-entorno, con críticas indiscutibles sobre la formación de profesionales carentes de humanismo y de lo que lo mismo engendra: no seguir formando monstruos profesionales sino seres humanos con principios, valores y dignidad.

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