Vocación por su labor es fundamental para todo maestro, su labor no es común pues es el encargado de forjar los miles de estudiantes que pasan por sus aulas, no solamente en la parte educativa, ya que en ocasiones debe lidiar con las diferentes situaciones psicológicas y emocionales de sus alumnos.
Aquel buen maestro siempre es recordado, por su paciencia, tenencia, por contar con esa facilidad para enseñar y ser entendido, pero además para ser querido, esta última no la tienen todos los docentes, algunos olvidan que es necesaria la mezcla entre educar y amar, tener ese control del manejo de su clase y ser correspondido por sus alumnos.
Hoy día, el docente tiene un amigo-enemigo llamado tecnología, amigo pues le da ese soporte para incrementar su contenido intelectual, que sirve de apoyo ya sea para exposiciones o de videos que ilustran las clases y ayuda a salir de la monotonía de sólo hablar, pero se convierte en un enemigo cuando se pierde el objetivo de enseñar y los estudiantes quedan sumergidos en distracciones poco favorables para su aprendizaje.
El Covid-19 llegó para transformar la educación en nuestro país, lo que hace muchos años veíamos como un futuro muy lejano en cuanto a la educación virtual, llegó de improviso, sin contar con las herramientas, sin dotar a los estudiantes y docentes de áreas apartadas del país, fue entonces que se demostró quienes realmente tienen ese llamado a ser educadores, algunos sin conocimiento tecnológico, pero sí años de experiencia de forma presencial, tuvieron que de forma rápida por no decir de un día para otro, actualizar esos conocimientos informáticos.
No ha sido fácil para estos maestros, profesores o educadores, planificar una clase, lo presencial no es igual a lo virtual; ya no es un horario fijo de trabajo, las horas de labor en casa siempre son más extenuantes, mantener a sus estudiantes activos en clase sin que se descuiden ha sido en algunos casos un reto, sumado a tener que enfrentar la pandemia y sin olvidar sus responsabilidades familiares.
Tampoco podemos dejar de mencionar el esfuerzo de los profesores universitarios, quienes se enfrentaron a aulas virtuales con el doble y hasta el triple de estudiantes, a los que se están acostumbrados y a pesar de las dificultades de la tecnología que no siempre era aliada, lograron culminar a cabalidad sus materias.
Quizás algunos pensarán que es una de las profesiones más factibles de ejercer, pero no es así, la carga de trabajo y responsabilidad requiere de mucho valor y entrega.
Esta loable profesión es celebrada en nuestro país el 1 de diciembre, resaltando a todos los que día a día luchan contra la ignorancia, destacando esta noble misión y su arte de enseñar, dicho reconocimiento se instituye mediante el decreto N° 398 del 14 de noviembre de 1958, siendo presidente Don Ernesto de la Guardia.
Se escogió esta fecha por ser el natalicio de Manuel José Hurtado, pionero de la educación en Panamá, quien ejerció como docente de ciencias naturales y exactas, mientras buscaba y aplicaba diferentes métodos para modernizar la educación.
“Universidad de Panamá, la #1 en Educación Superior”
Por: Ingrid Amaya V. Foto: archivo