Para los panameños y panameñas, mayo es un mes para celebrar y conmemorar distintos acontecimientos importantes registrados en nuestra historia panameña. Sin embargo, también es el mes del año al que se le dedica la celebración y reconocimiento cultural a los negros nuestros en el contexto de la celebración de la Etnia Negra como una forma de convivencia y de reconocimiento a los aportes culturales y tradiciones de los afros y sus descendientes, muy ricas en historia, gastronomía, costumbres, tradiciones, luchas por su liberación, vestimentas, peinados, música, arte, bailes, entre otros aportes que han sido de gran valor como parte importante de la identidad de los panameños.

Hablar de la Etnia Negra en nuestro país es conocer una parte importante de la lucha de los cimarrones, la esclavitud y sus acciones de rebeldía: pero también es hablar o disfrutar del baile Congo, el Bunde y el Bullerengue- Asimismo, es cantar y bailar el Calipso, es conocer de sus artesanías, de los coloridos harapos, colchas o vestidos de telas emparchadas o de henequén; es conocer sobre la existencia de las exquisiteces gastronómicas como el arroz con coco, arroz con guandú, el pescado frito, el guacho de marisco, el saus, el pan bon, la pajarilla, el bofe, mondongo, las empanadas de bacalao, el plátano maduro asado, la cocada de coco o de pepita de marañón, mermeladas de frutas, el refresco de saril, la chicha de naranja con raspadura, el ginger-beer, el icing class, el plantinta, entre otras delicias gastronómicas o refrescantes.

En nuestro país, cada año se realizan diversos eventos para resaltar la cultura y tradiciones de la Etnia Negra en nuestro país, con presentaciones artísticas, académicas, desfiles de modas y ferias artísticas, entre otras actividades vinculantes como los talleres de turbantes y peinados, los concursos de identidad, cultura y talento, las presentaciones artísticas, entre otras que resaltan y refrescan todos los aspectos relacionados a la presencia de los negros en nuestro país desde la época de los esclavos, los cimarrones, la construcción del ferrocarril, el canal, etc.

Sin embargo, sin pretender ir más allá de la experticia de investigadores e historiadores versados en el tema, considero oportuno desarrollar algunas líneas referentes al pasado y presente de estos dignos representantes de la Etnia Negra en nuestro país, mismos que hoy son parte integral y fundamental en toda la extensión geográfica y territorial de nuestra sociedad panameña; y aunque algunos antropólogos afirman que estos han estado presentes en nuestra América desde mucho antes de la llegada y saqueo de Cristóbal Colón al Continente, datos históricos recabados por especialistas, registran tres llegadas distintas de los negros a suelo panameño.

Es decir, los primeros negros esclavos llegaron del Continente Africano, pertenecientes a tribus o pueblos originarios como: los olofo, los mandingas, achanti, okimano, los congo, los carabalí, mozambique, entre otros, cuyas estructura corporal y características físicas eran muy diferentes. 

El segundo grupo de esclavos negros llegó con sus amos ingleses a Boca del Drago e Islas Pastores en Bocas del Toro. Allí se mezclaron “amos con los esclavos” y surgieron los llamados Criollos bocatoreños.

La tercera llegada masiva importante fue precisamente para la época de la construcción del ferrocarril transístmico y el canal interoceánico en nuestro país, que fueron traídos como fuerza laboral desde Martinica, Guadalupe, Santa Lucía, Trinidad, Jamaica y Barbados. Vinieron a trabajar, pero no eran esclavos, ya que en varios de estos lugares se había abolido la esclavitud, aunque persistía aun la explotación laboral y discriminación racial.

Otros datos e investigaciones de especialistas con mayor precisión indican que la llegada de los negros a Panamá se remonta a la época y tiempo de los denominados asentamientos coloniales, donde miles esclavos negros entraron por el Atlántico, desde el Caribe a Cartagena y de allí a Nombre de Dios; posteriormente, Portobelo, de donde los trasladaban a Panamá Viejo para ser vendidos en Sur América como el Perú, Chile, Venezuela, Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina.

Es decir, esta importante manifestación de hombres y mujeres fueron dispersados en haciendas y plantaciones agrícolas como una fuerza laboral importante a explotar; que trabajaron en nuestro país en las minas, en el buceo y la pesca de perlas, en la caza de lagartos, laboraron como obreros explotados y empleados domésticos sometidos. En el caso de las negras, las mulatas o las zambas, además de ser esclavas de la limpieza, la lavandería y cocineras; muchas tenían la labor de amamantar a los hijos (as) de las “Amas” o “Patronas”.  

En los asentamientos coloniales que venían desde el descubrimiento del oro en California, los negros pasaron a ser un recurso humano importante a explotar en la construcción del Ferrocarril, y para la trasnacional estadounidense United Fuit Company, posteriormente llamada Aspinwall Fruit Co., hasta llegar al periodo de construcción del Canal en su primer intento a cargo de los franceses y posteriormente culminado por los Estados Unidos.

En el caso panameño, es importante señalar que para el año de 1530 se registra la primera sublevación de los negros cimarrones procedentes de África y otra en el año 1533.  A razón de estos acontecimientos, el cimarronaje en Panamá tuvo mucha fuerza durante aquellos años, en 1548 ocurrió una fuga de esclavos negros, quienes se organizaron y estructuraron su propio gobierno, donde reconocieron como rey a un destacado esclavo llamado Bayano y de la misma manera, otro grupo en el año 1549, encabezado por Felipillo, luchó y se organizó en el Golfo de San Miguel.

Por muchos años, ambos líderes étnicos encabezaron diversas batallas que finalmente culminan en el año de 1579, donde los negros organizados firmarían el primer “Tratado de Paz” en la ciudad de Portobelo, donde se le otorgaría libertad colectiva, siendo el primer precedente de libertad esclavista en nuestra América.

Un dato importante a resaltar es que, en reconocimiento a las destacadas luchas de los denominados negros cimarrones, liderados por Bayano y Felipillo, en caso del primero, por las inmediaciones de lo conocido hoy como Coquira o Chepo, se le otorgó el nombre de Bayano al río que afluye en el área y que abastece de agua y energía al país. Además, a raíz de estos acontecimientos, también se fundaron los llamados palenques, principalmente en la costa caribe panameña, en la cuenca del Canal de Panamá y en el distrito de Chepo en la Provincia de Panamá, donde encontramos el conocido sector de Felipillo, en el corregimiento de Pacora, en reconocimiento a este segundo y destacado líder negro, sitios y/o comunidades donde aún residen los descendientes de aquellos cimarrones rebeldes.

En reconocimiento a toda esa rica historia y aporte entregado por los negros en nuestro país, el gobierno nacional, mediante Ley No. 9 de 30 de mayo del año 2000, estableció el Día de la Etnia Negra Nacional. La idea para este efecto nació de la inspiración y acertada visión del afro-panameño y honorable Claral Richards Thompson, hijo oriundo de Las Arenas de Puerto Armuelles de la Provincia de Chiriquí, quién además en su época se destacó como campeón nacional de lanzamiento de disco durante los primeros Juegos Nacionales del año 1955, quien representó a Panamá como lanzador estrella del béisbol logrando incluso, firmar contrato con los Gigantes de San Francisco, como jugador de las ligas menores profesionales.

Como un dato curioso, pero igualmente importante, se señala que la escogencia de esta fecha en especial radica, en que un 30 de mayo, pero de 1820 el rey Fernando VII de España, abolió la ley de comercio de esclavos en su territorio, influenciado por los negros que pertenecían a la Asamblea Nacional Francesa en tiempo de la revolución.

A razón de estos aspectos importantes y característicos en la historia panameña, nuestro país celebra a la Etnia Negra, todo el mes de mayo; sin embargo, el día 30 de ese mes, es la fecha oficial del pueblo panameño para la conmemoración y celebración a razón de la ley 9 del año 2000.

No cabe duda que la etnia negra en nuestro país ha sido muy significativa, no solo a razón de su gran aporte y esfuerzo durante la construcción del ferrocarril y del Canal interoceánico, sino también a razón de ese importante y valioso aporte cultural como su música, costumbres muy enraizadas a sus ancestros, a través de su arte, la danza, sus vestuarios e instrumentos musicales, y sus códigos de comunicación utilizados para entenderse entre ellos. Hoy son parte del patrimonio histórico, humanista, tradicional y cultural de nuestro país.

Lo anteriormente descrito nos indica que los negros como herederos de aquellos primeros pobladores y trabajadores traídos a nuestro istmo, hoy por hoy son una expresión muy importante de nuestra población panameña, y muchos de ellos (hombres y mujeres), han sido parte fundamental en diversas jornadas de luchas sociales. También han logrado medallas, reconocimientos, trofeos, honores y glorias para nuestro país a nivel internacional, a través de su participación en el deporte, la educación, la música, el baile, las ciencias sociales, económicas y naturales en las últimas décadas.

A razón de ello, diversos centros educativos, instituciones del estado, gremios, asociaciones, barrios y universidades como la nuestra, la Universidad de Panamá, organizan, participan e interactúan amenamente con los pobladores y exponentes de la etnia negra en el Panamá nuestro del siglo XXI, donde no solamente se les reconoce ese legado, esfuerzo, luchas y aportes registrados en la historia, sino que también reconocemos su contribución en lo laboral, gastronómico, académico, intelectual y cultural en función de la evolución y desarrollo del país.

Texto: Félix E. Villarreal V.

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