En una definición concreta, periodismo es la actividad profesional que consiste en la obtención, investigación, tratamiento y difusión de informaciones y análisis, a través de los medios de comunicación social como: la prensa, la radio, la televisión, el Internet, redes sociales, entre otros.

El propósito principal del profesional del periodismo es seguir los acontecimientos ocurridos, o por ocurrir, para que de esta forma demos a los ciudadanos información veraz y oportuna para su conocimiento, y a su vez, hacer valer sus derechos ante la sociedad, informaciones obtenidas y logradas que mayormente es utilizada por los medios de comunicación para transmitir noticias, opiniones o críticas que enriquezcan y orienten al público en nuestra sociedad.

Ahora bien, en una breve definición de cualquier diccionario de habla hispana, la palabra o término mamarracho(a), la define como: “persona estrafalaria o ridícula”, término usado también como adjetivo descalificativo y de insulto. En otras palabras, es un despectivo dirigido hacia una persona que no merece respeto. Por ejemplo: “es un mamarracho, no le hagas ni caso”, y si acudimos a su interpretación mediante sinónimos, encontraremos que se define también como: extravagante, esperpento, adefesio, fantoche, ridículo, payaso, estrafalario.

La razón del por qué hemos procedido a definir o describir ambos términos, es debido a que hace unos días, cierto catedrático, abogado, profesor universitario, activista político e incluso radio comentarista; que de acuerdo con su biografía es doctor en Ciencias Políticas y doctor honoris causa de Universidades extranjeras; en días pasados, en una emisora radial del país, decidió arremeter y dedicarle algunos minutos a un grupo de profesionales del periodismo (obreros de la comunicación) de nuestro país.

Este conocido catedrático universitario, quien, además, desde julio de 2024 fue nombrado como asesor del presidente en temas constitucionales, procedió contra este grupo de periodistas con la intención, tal vez, de “llamarles la atención” por la forma cómo estos profesionales hacen las preguntas los jueves al presidente de la República (primer empleado público), pagado con los impuestos del pueblo panameño.

Este catedrático y asesor, en el mejor uso de su léxico, invocando y parafraseando el concepto de la “libertad de expresión” y/o “libertad de presión” según él, al referirse a los periodistas señaló que: “ya se perdió hasta el respeto de la formalidad”. Acto seguido, dice “usted no ve cómo van vestidos algunos periodistas, como unos mamarrachos…”, “lo que queremos es decencia, urbanidad, buenas costumbres, no perdemos nada con ser corteses”, dando a entender, con sus señalamientos, que este grupo de profesionales (obreros de la comunicación), carecen de todo esto y que además son unos mamarrachos.

No olvidemos que, el periodista es el profesional que, apegado a sus conocimientos académicos y principios éticos, ha decidido ejercer la libertad de expresión de modo continuo, estable y remunerado en algún medio de comunicación o en todo caso de forma independiente según su condición y realidad social. Por ello, es fundamental que los periodistas gocen de la protección y de la independencia necesarias para ejercer sus funciones a cabalidad, ya que son ellos quienes mantienen informada a la sociedad, requisito indispensable para que ésta goce de una plena libertad y el debate público se fortalezca.

En una ocasión el Defensor de los derechos humanos y Premio Nobel de la Paz en el 2010, Liu Xiaobo dijo; “La libertad de expresión es la base de los derechos humanos, la raíz de la naturaleza humana y la madre de la verdad. Matar la libertad de expresión es insultar los derechos humanos, es reprimir la naturaleza humana y suprimir la verdad”.

En ese sentido, frente al momento realmente crítico y coyuntural que atraviesa el país en el plano nacional, y frente a los intentos de amenazas en el plano internacional sobre el canal y la soberanía, ello nos debe convocar la unidad y a la armonía de todos los esfuerzos para salir victoriosos de todo ello; sin embargo, esto no se está dando. Por lo que, confrontar o descalificar a quienes solo cumplen con su trabajo de comunicar a ese pueblo que se informa y que también es víctima de las malas decisiones o acciones de sus gobernantes, no conlleva a solucionar las cosas.

Creemos prudente y necesario hacer un llamado respetuoso de atención a fin de que se revise la forma como se viene tratando o reiterando estas actitudes y conductas a nuestro juicio inapropiadas contra nuestros connacionales y profesionales del periodismo (obreros de la comunicación), que, por el simple hecho de cumplir con la línea editorial mandatada de sus jefes o del medio en el que trabajan; sean hoy objeto del irrespeto, descalificativos o tildados de mamarrachos.

Texto: Félix E. Villarreal V. / Foto: Tomada de Internet

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