Después del informe presentado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre el diagnóstico de la Educación Superior en Panamá en cuanto a Retos y Oportunidades se refiere en el mes de marzo del 2021, por Liz Reisberg, consultora internacional del BID se destacan varios aspectos interesantes que debemos tomar en cuenta.
A TRAVÉS DE ESTE DIAGNÓSTICO SE OBSERVA:
• Mucho talento subutilizado por razones de estructuras que obstaculizan el desarrollo y la implementación de nuevas ideas, burocracia y tradiciones que dificultan el cambio.
• Segmentación y jerarquías dentro del sistema educativo que limitan la mejora del sistema en su totalidad.
• Modelos tradicionales que siguen definiendo el sistema de educación.
• Falta de inversión para aumentar capacidad y experimentar con nuevas posibilidades.
• Carencia de datos.
• Falta de una visión y liderazgo hacia metas nacionales compartidas por todos.
Es importante señalar que la consultora sustenta que este diagnóstico no intenta presentar una receta, sino ofrecer observaciones del sistema actual, indicar obstáculos que impiden mejorar, subrayar las brechas en el entorno, y ofrecer ejemplos de iniciativas internacionales que responden a los desafíos del cambio.
La conclusión del informe sobre el Diagnóstico de la Educación Superior en Panamá en cuanto a Retos y Oportunidades presenta los siguientes resultados.
“Hay una tendencia en Panamá, como en otros lados, de seguir mejorando lo que ya existe.
Edwin Land, fundador de Polaroid, dijo una vez: “No es tanto que necesitamos nuevas ideas; es solo que tenemos que dejar de tener ideas anticuadas”. Pero Panamá necesita las dos cosas: dejar muchas ideas anticuadas y abrir espacios para las nuevas.
El sistema educativo tiene que comenzar a alejarse de “las estructuras de legado”. Con los rápidos cambios que se producen en el mundo, mejorar lo que funcionaba en el pasado no dará los resultados necesarios para el futuro.
Se necesitan nuevos modelos para preparar a los individuos para que puedan integrarse en un mercado laboral, un entorno que cambia con cada vez más velocidad.
Hay un creciente reconocimiento de que la formación más adecuada incorpora distintas clases de conocimientos y el desarrollo de habilidades, destrezas y competencias. La formación estrictamente teórica, técnica o vocacional no brindará los resultados necesarios. Esto implica una revisión de todos los programas de estudio con menos especialización y más amplitud.
Exige también el reconocimiento de nuevos canales para ofrecer la formación de los recursos humanos que Panamá necesita. Los nuevos contextos para el aprendizaje obligarán a recurrir a nuevos instrumentos para evaluar y documentar los conocimientos y habilidades para comunicarlos al mercado laboral. Será necesario responder a los cambios con capacitaciones y aportes para los docentes con el fin de incorporar nuevas técnicas para la enseñanza.
Los procesos de superintendencia, fiscalización, y verificación necesitan más flexibilidad para abrir espacios y experimentar con nuevas ideas que plasmar desarrollar nuevas capacidades, aplicando nuevos instrumentos para evaluar su calidad.
Hay muchos nuevos actores que pueden contribuir a la formación de recursos humanos a través de canales no formales. El sistema necesita incorporar alternativas a la formación formal y desarrollar la capacidad de reconocer los logros alcanzados por vías no tradicionales.
No hay duda de que existe la necesidad de más colaboración entre el sistema de educación y el sector productivo. Hay mecanismos de análisis hoy disponibles para definir mejor las necesidades del mercado laboral actual hacia el futuro y que pueden proporcionar datos importantes para la revisión de los programas y estructuras de los centros de formación.
Iniciativas como “Kentucky Future Skills” reflejan nuevas plataformas para difundir información que puede guiar programas de formación y trayectorias laborales. La necesidad de pensar en trayectorias laborales va a reemplazar el concepto de la formación para un trabajo.
Para integrar el sistema de educación actual e incorporar nuevos modelos, se necesitan referencias comunes. Los marcos de cualificaciones y la elaboración de un lenguaje común para éstas pueden contribuir con un sistema de educación y un mercado laboral mejor conectado.
Panamá podría beneficiarse por el desarrollo de una taxonomía que defina las competencias, habilidades y conocimientos impartidos por distintos proveedores (institutos, universidades y empresas) con sus vínculos con distintos trabajos en distintos sectores.
Es necesario superar la ambigüedad y confusión que resultan de la falta de información. Como comentó Beth Cobert, CEO de una iniciativa de la Fundación Markle para juntar a jóvenes con trabajos de alta demanda: “Hoy nos enfrentamos a una fragmentación de credenciales nuevas y antiguas, mantenidas en silos aislados. Esto no le sirve a nadie”.
Las cualificaciones del futuro serán diferentes a los certificados y títulos de hoy, por la necesidad de poder documentar educación a lo largo de la vida. Google es solo un ejemplo de una empresa que está buscando nuevos “proxies” para identificar a las personas que quiere contratar.
Una nueva iniciativa lanzada en 2017 por la Fundación Markle juntó líderes de algunas de las principales organizaciones e instituciones del mundo para tratar de usar la misma tecnología digital que está perturbando la economía actual para crear soluciones prácticas que transformarán el mercado laboral de Estados Unidos, ya que pasará de estar basado en las credenciales tradicionales, como los títulos y la historia del trabajo, a una modalidad enraizada en las habilidades y el aprendizaje a lo largo de toda la vida, que son los elementos valorados en la economía digital.
Panamá goza de mucho talento y compromiso dentro del sistema de educación. El país necesita una visión estratégica para el desarrollo de un sistema de educación que responda a sus necesidades.
El sector productivo tiene que tomar un papel más activo en el desarrollo de una política que llevará al sistema educativo hacia el futuro.
El desarrollo de la fuerza laboral con las competencias necesarias no puede suceder sin su compromiso. Y el sistema de educación necesita un liderazgo más proactivo del gobierno para impulsar y coordinar el proceso de reforma”.
“Universidad de Panamá, la #1 en Educación Superior”
Por: Alfredo Meléndez Moulton. Foto: