La Misión de la Universidad de Panamá enfatiza en la “formación de profesionales cimentados en los más altos estándares de calidad, íntegros, humanistas, innovadores, etc.”
La pregunta nuestra es: ¿Estamos cumpliendo los docentes de la UP con esta misión? ¿Somos verdaderamente formadores de esos profesionales íntegros? O solamente cumplimos con desarrollar un Programa Analítico o Sintético, exigido por la unidad académica a la cual pertenecemos? Y, por lo tanto, somos meros INFORMADORES.
Dedicamos algún tiempo de nuestras horas de clases al ANÁLISIS DE LOS PROBLEMAS NACIONALES, por ejemplo: de salud, de educación., de vivienda, laborales, de transporte, etc.
Nuestros alumnos pueden ser los futuros Presidentes, Ministros, Diputados, Gobernadores o Alcaldes y la formación que reciban en las aulas universitarias incidirá directamente en su accionar como autoridades.
No es suficiente que nuestros estudiantes dominen el campo de la psicología, de la física o de la geografía; también es muy relevante que en el aula de clases fomentemos el debate sobre la problemática que enfrenta nuestro país en los ámbitos mencionados.
Los Programas Analíticos o Sintéticos no son un marco de hierro. El docente posee la libertad de realizar los ajustes que considere necesarios para contribuir precisamente con la formación integral de sus estudiantes.
Siempre recuerdo lo que nuestro siempre bien ponderado profesor Carlos Malgrat nos señalaba: “El que solo sabe de psicología, ni de psicología sabe”; frase que no me canso de repetir a mis estudiantes, porque representa justamente lo que estamos señalando en este artículo.
Además, siempre les señalo a los estudiantes, con todo respeto, “que no sean como una carretilla”¸ es decir, que vayan mucho más allá de donde nosotros, los docentes, los empujamos, porque cuando los alumnos no superan al maestro, la educación se detiene e involuciona. Y les ejemplifico esta aseveración con lo que ocurrió en la época de oro de la filosofía griega cuando Platón superó a su maestro Sócrates y Aristóteles a su maestro Platón.
Nuestro país exige que la Primera Casa de Estudios, la Universidad de Panamá, sea un verdadero bastión pata el análisis crítico de los problemas nacionales y, producto del mismo, para la propuesta de soluciones oportunas y factibles para los mismos.
Solo cuando cumplamos con esta MISIÓN, podemos decir, “a los cuatro vientos”, que “NOS SENTIMOS ORGULLOSOS DE NUESTRA UNIVERSIDAD”.
“E IREMOS HACIA LA LUZ”
«La Reacreditación Institucional: Una meta de todos»
Autor: Orlando A. Moscoso F. Psicólogo y docente universitario