Estrenar dos películas panameñas en las carteleras de cine local es todo un hito para nuestra incipiente industria. Los estrenos de Me Dicen el Panzer, sobre la vida del legendario futbolista Rommel Fernández y el de Tumbadores, una cinta de acción urbana, hacen que como panameños vivamos este gran momento de cine hecho en Panamá.

En el caso de Me dicen el Panzer, se trata de un biopic o película biográfica, que es un género que recoge vivencias de personalidades cuya relevancia en la historia las hacen merecedoras de un relato cinematográfico a la altura de sus hitos y huellas dejadas en la sociedad. 

En estas biopics, “el público necesita saber más sobre la vida de aquellas personas a las que considera víctimas o héroes, y es en esta gama de blancos y negros en la que se representa a estos personajes”, de acuerdo con la ensayista Mercedes Rivero, en su obra titulada Cine Biográfico: ¿Realidad o comercialización de una vida? 

Desde un enfoque historiográfico, los autores de las películas recogen extractos de prensa, libros, comentarios de especialistas, entrevistas con ciudadanos contemporáneos con la figura a relatar, así como materiales extraídos de internet, fotografías y vídeos de la época y testimonios de familiares y amigos, entre otra documentación que alimente el guión a redactar y los detalles en la producción.  

Tomando como punto de partida el resultado de la investigación, se abre el camino para desarrollar el proyecto cuyos resultados se aprecian en la gran pantalla para el deleite de los espectadores.  

Producida por el cineasta Jairo Ramos, en coproducción con Marco Antonio Toledo de la productora española La Chola Creativa, Viviana Calo de la productora española Bibika Films y dirigida por Rodrigo Quintero, Me dicen el Panzer se estrena en las salas de cine durante esta temporada. 

Se trata de un homenaje a la determinación, al espíritu humano y a los sueños, sacrificios y victorias de un hombre que tocó los corazones de millones de aficionados de Panamá y España en una corta, pero muy reconocida trayectoria de vida deportiva. 

El filme nos traslada a los años ochenta en Panamá, al corazón mismo del barrio El Chorrillo, con un joven deportista que busca abrirse paso en la mini liga de Plaza Amador hasta llegar al fútbol europeo, en Tenerife. 

Lamentablemente, su carrera terminó a sus 27 años, por un trágico accidente de auto en Albacete, sin embargo, su legado se hizo imprescindible en Panamá al ser honrado como el mejor delantero en el fútbol panameño cuyo nombre engalana el estado de fútbol de la ciudad capital.  

El elenco de esta cinta lo conforman Orlando Ortiz como Rommel Fernández Gutiérrez; Eloris Lastra como Jaqueline, su hermana; Priscilla López en el papel de la madre del deportista, entre otras figuras que ayudan a recrear históricamente la vida y obra de este gran panameño conocido como el Panzer. 

Por otra parte, Tumbadores es una narcopelícula subgénero del cine de gánsteres que concentra su narrativa en el mundo del tráfico de drogas y la actividad de los carteles mexicanos, mayormente basada en narcocorridos populares y clásicos del cine estadounidense. Si bien, se han realizado grandes películas como El Padrino (Francis Ford Coppola), Caracortada (Brian de Palma) o Buenos Muchachos (Martin Scorsese), la experiencia mexicana como la precursora de este tipo de películas violentas de bajo presupuesto y menor calidad le apostó al mercado directo a vídeo o plataformas de streaming para mantener vivas estas historias que buscan hurgar en la fibra social, realista y de denuncia ante lo sórdido del delito, que va desde las actividades del crimen organizado, el narcotráfico y el sicariato hasta la corrupción que corroe nuestro sistema. 

En Panamá, la directora María Isabel Burnes, con su ópera prima titulada Tumbadores, pone la lupa en la práctica local de los piratas del camino de la cocaína, contando la historia de una mujer que trata de abrirse camino en el negocio de su padre, sólo para darse cuenta que la traición es una constante de ese submundo. Aunque la trama parezca muy sencilla, en el medio se perciben desconexiones socio culturales que subrayan estereotipos, lugares comunes y elementos de la cultura delincuencial, además de apologías hacia temas que se bañan con lo irremediablemente vulgar. 

Aun así, lo destacable de Tumbadores es el gran esfuerzo de su directora y equipo técnico por completar una obra que inicia, fluye y termina, despertando cierto interés en el espectador; la presencia de Mary Gaby Sealy como Manuela (por momentos explosiva), sus escuderos Perro y Checho o las escenas con el personaje de Duende (Moira Brunette), así como el trabajo en locaciones, el sonido de José Rommel Tuñón y las secuencias de acción que, aunque pocas – imagino por el presupuesto -, se acoplan a la intención narrada. 

Como película de acción, se trata de una experiencia disfrutable (si lo tomas como lo que es, una narcopelícula sin mayores pretensiones) que abre camino para mejorar lo que hacemos audiovisualmente en el país, pensando en las audiencias.  

Eso sí, como explicaba la directora de esta cinta al diario La Estrella de Panamá: “Debemos seguir puliendo nuestro talento, las historias y los guiones. Es una combinación de tantas cosas, que todo salga perfecto es muy difícil, más aún si no cuentas con mucho presupuesto. Estamos haciendo mucho con poco. Es cuestión de tiempo, y tengo fe en que va a seguir mejorando…”

Texto: Rainer Tuñón C. Foto: Cortesía

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