“El derecho de las personas actuar y expresarse sin restricciones es como el aire que necesitamos para respirar” * José Martí

El 28 de enero del 2,024, se cumplen los 171 años del natalicio del cubano José Julián Martí Pérez (28 de enero de 1,853), figura relevante en el contexto del humanismo, la academia, la literatura política, romántica, revolucionaria y de liberación; que le dieron el sitial histórico como el Apóstol de América. Hijo de Cuba, quien en el recorrido su vida y el desarrollo de sus ideas que también llegó a ser un gran político, escritor, poeta y diplomático en su gloriosa época.

Por su entrega revolucionaria; entre la pluma, el discurso y su praxis, a favor de la lucha de liberación; José Martí es considerado un héroe nacional que luchó por impulsar la revolución democrática y popular hacia la independencia de su natal Cuba, Puerto Rico y las Antillas, sino que también luchó por la libertad y reivindicación de derechos de los esclavos, trabajadores y de todos aquellos cuya dignidad fuera vulnerada. Aunque ello le ocasionara pasar la mayor parte de su vida peregrinando en el destierro.

Decimos esto, porque parte de su historial biográfico, señala que este mozalbete cubano desde muy joven estuvo por muchos países de América Latina y el Caribe y Europa; quien además vivió durante 15 años en los Estados Unidos (“las entrañas del monstro”), también estuvo en México cuando tenía 22 años, procedente del exilio impuesto en España y acusado de apostasía y desafección al régimen colonialista español.

Fidel Castro Ruz, “el soldado de las ideas”, en aquel discurso pronunciado en el Acto de Inauguración del Palacio de los Pioneros, el 6 de enero de 1962, al referirse a tan emblemática figura expresó lo siguiente; “José Martí, fue guía y apóstol de nuestra guerra de independencia contra España, nos enseñó ese espíritu internacionalista que Marx, Engels y Lenin confirmaron en la conciencia de nuestro pueblo. Martí pensaba que «patria es humanidad», y nos trazó la imagen de una América Latina unida frente a la otra América imperialista y soberbia, «revuelta y brutal».

La historia describe que José Julián Martí Pérez, desde su infancia mantuvo siempre una radical repulsa a cualquier violación de los Derechos Humanos, en especial a todo lo que atentara contra la dignidad humana. Es por ello que dedicó su vida a la liberación de su pueblo bajo los ejes de libertad individual y colectiva, justicia, sólidos principios, valores morales y sociales, dignidad, respeto e igualdad. Es allí donde Fidel lo resalta al decir; “José Martí nos enseñó su ardiente patriotismo, su amor apasionado a la libertad, la dignidad y el decoro del hombre, su repudio al despotismo y su fe ilimitada en el pueblo.

Martí en su lógica e intelecto consideraba además que, para ser libres, la educación del pueblo era fundamental, pues ésta les ayudaría a aprender a ser libres y aprender que la solidaridad es una garantía para la libertad. En palabras de Fidel; “Martí fue el que más se preocupó por los niños, el que más se preocupó por la educación y el que más deseó convertir las fortalezas en escuelas. […]”. Escuelas a nuestro juicio, que no solo se dispersaron por toda Cuba, sino que también trascendieron fronteras.

Para Diego Velázquez Barroso y Juan Carlos Hernández Martín, en su obra: “Consideraciones sobre el pensamiento educativo martiano”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (marzo 2019), señalan que: “cada palabra, cada obra de Martí es una enseñanza en las disímiles áreas del saber. No utilizó aulas y escuelas específicas, educó desde las tribunas, desde sus trincheras de lucha que son hoy trincheras de ideas. No enseñó a pocos, enseñó a pueblos enteros. No se enmarcó en años, en épocas o en siglos, trasciende eternamente de generación en generación como un educador social excepcional. Sus obras así lo demuestran.”

En definitiva, Martí como precursor de su tiempo avizoró las principales necesidades que la sociedad cubana debía transformar, proyectó la concepción de un hombre nuevo, como centro de las transformaciones que debían realizarse, formando verdaderos patriotas, con nuevos conceptos acerca de la vida, los valores humanos, los métodos de enseñanza, el valor de las virtudes, la introducción de la ciencia y la técnica, la importancia del ejemplo, entre otros que hoy constituyen objetivos priorizados en todos los programas formativos no solo de Cuba, sino también para muchos países de América Latina, de ahí el valor universal que alcanza e irradia el pensamiento pedagógico y educativo, de quien fue también un comunicador eficiente.

En ese sentido de idea, cabe señalar que para 1883, el propio José Martí escribe: “Al mundo nuevo corresponde una universidad nueva. (..) Es criminal el divorcio entre la educación que se recibe en una época y la época. Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer de cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podría salir a flote, es preparar al hombre para la vida”.

Este planteamiento profundo de aquel peregrino en el destierro y apóstol de América, José Martí, se hizo eco en toda Latinoamérica y en otros pueblos del mundo, donde las universidades han entendido que “a ese nuevo mundo corresponden una, dos, tres, muchas universidades”. Y ese ha sido precisamente el papel que a la fecha ha venido desarrollando y cumpliendo en nuestro país la Universidad de Panamá, como rectora y principal referente de la educación superior y del pensamiento crítico, y eslabón de las universidades del viejo con las del nuevo mundo.

Universidad Panamá, pionera, rectora y humanista que en el Campus y en algunos centros regionales del país, rescata y resalta la figura de José Martí, no solo mediante los bustos que la decoran, sino que, además en su recorrido ha sido heredera de académicos e intelectuales identificados al pensamiento de José Martí escritor, latinoamericanista, literario, político, filosófico, humanista, solidario y diplomático. Universidad popular, comprometida siempre con la formación académica e integral, y que por más de ocho décadas a lo largo y ancho del país ha entregado más de trescientos mil profesionales versados en todos los ámbitos del intelecto y conocimiento de las ciencias sociales, naturales, exactas, tecnológicas y las ciencias de las industrias creativas y culturales.

Por. Félix E. Villarreal V.

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