Por: Rocío L. Rivera T./ Foto: Félix Villarreal

La miel es un alimento nutritivo, saludable y natural producido por las abejas. Sus propiedades benéficas van más allá del uso como dulcificante, ya que es rico en sales minerales, enzimas, vitaminas y proteínas que le donan propiedades nutritivas y organolépticas únicas. Un estudio realizado por el investigador de la Universidad de Panamá, Andrés Rivera, determinó que la miel en el país tiene buena calidad, lo que ha permitido a los apicultores exportar sus productos a otros países.

RR: ¿Quién es Andrés Rivera?

AR: Soy profesor en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Panamá, mis inicios como investigador empezaron en la escuela secundaria Pedro Pablo Sánchez, porque me encantaba mucho la química y era excelente estudiante, mi interés en la ciencia empezó desde que tenía aproximadamente 17 años.  Cuando tenía que decidir en qué carrera estudiar, tuve un pequeño conflicto porque no sabía si estudiar química o farmacia.  La química me gustaba mucho, pero quería estudiar una carrera para el desarrollo de mis proyectos de investigación, luego hacer mis estudios que causaran un impacto en la sociedad. Mi intensión no solo era publicar en las revistas y que la información quedara allí. Quería buscar alguna aplicación o beneficio para la sociedad. Y por eso fue que estudié farmacia, así inició

RR: ¿Cuál ha sido su experiencia como investigador?

AR: He tenido la oportunidad de colaborar con científicos internacionales y nacionales y conocer diferentes técnicas analíticas, de proponer mis propios proyectos ante la SENACYT (gracias a ellos he logrado obtener financiamiento). Me considero que todavía estoy aprendiendo, soy un investigador bastante joven. Así que me siento muy contento,  por la oportunidad que se me ha dado a través de mi trayectoria y voy a seguir aportando mucho más a la sociedad panameña.

RR: ¿Cuántas publicaciones tiene actualmente y cuál es la más relevante?

AR: Cuento con 16 publicaciones, en la gran mayoría yo soy el primer autor, en otras soy colaborador. En mi última publicación soy colaborador con un grupo de Bulgaria; yo diría que sí tendría que escoger la más relevante, escogería mi penúltima publicación que trata sobre “La evaluación de la calidad físico-química de mieles que fueron colectadas en un apiario en el Arco Seco de Panamá”.

RR: ¿Por qué consideraría que es la más relevante?

AR: Porque es un primer estudio realizado en Panamá en donde caracterizamos las propiedades físico y química de mieles de esta región, la relevancia es que nosotros constatamos que son mieles de buena calidad y los apicultores no contaban con esa información.   Gracias al estudio ahora los apicultores pueden exportar su producto y tener un valor añadido.

Nosotros sabemos que esa profesión de ser apicultor es muy difícil y no es muy bien pagada. Y realmente este producto a nivel internacional tiene un costo bastante elevado, cosa que el valor que le damos aquí en Panamá no es el que internacionalmente se maneja. Finalmente, considero que el resultado de esta investigación le da valor añadido al producto o a la miel que producen los apicultores de esta región.

RR: ¿En qué proyecto de investigación se encuentra trabajando?

AR: Actualmente estamos trabajando en un proyecto conjunto con el Ministerio de Salud, con la miel que es incautada en el mercado, en las calles y donde las personas las pueden adquirirlas. Nosotros evaluamos la calidad de estas mieles, y hemos encontrado efectivamente que un 60% de las mieles que están en el mercado nacional, se encuentran adulteradas.  Sin embargo, la miel producida por los apicultores nacionales, hemos constatado que son mieles auténticas y de buena calidad.

También estoy trabajando en dos proyectos:  El primero, que es financiado por la Universidad de Panamá a través de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, es sobre la validación de dos metodologías analíticas. Una metodología para cuantificar azúcares en mieles que nos ayuda a determinar adulteraciones y también otra metodología analítica para cuantificar un producto de degradación de la miel que se llama HMF o hidroximetilfulfural. Ambos métodos nos ayudan a determinar adulteraciones en mieles.

El otro proyecto en el que estoy trabajando es financiado por la SENACYT, se llama “Determinación de Propiedades Físico-Químicas de Mieles para Establecer la Calidad de Mieles Comercializadas en Panamá” que ayudará en la Fiscalización Sanitaria del producto.  En el analizamos azúcares, hidroximetría y fulgural, y todas las propiedades físico-químicas, incluso microbiológicas de las mieles.

RR: ¿Qué se encuentra en el análisis de estas mieles?

AR: La miel no solamente puede ser adulterada añadiendo azúcares, por ejemplo, azúcar de caña. Esa es una forma de adulteración que yo puedo determinar. Otra forma de adulteración puede ser que esté contaminada con bacterias, por ejemplo, coliformes, que son las bacterias que tenemos en el sistema gastrointestinal, cuando no hay una manipulación adecuada.

RR: ¿En qué otra investigación ha colaborado usted como investigador?

AR: Colaboro con un grupo de investigación en Bulgaria, de la Universidad Médica de Bulgaria. En Panamá le estamos enviando material vegetal que les interesa a ellos estudiar, el guarumo, específicamente el Cecropia insignis, que es el nombre científico de la planta. Ellos en su laboratorio, preparan los extractos, identifican los compuestos químicos, además están buscando plantas con actividad anticancerígena.

Desde Panamá, ayudo con la identificación de los compuestos, les proveo el material vegetal y ayudo a escribir sus artículos científicos. También cuento con colaboración con un grupo de investigación en la Universidad de Camagüey, en Cuba. Ellos estudian plantas que tienen actividades antidiabéticas y antihipertensivas. Y también colaboro con la identificación química de los compuestos.

RR: Háblenos de qué trata la patente que le fue reconocida por Estados Unidos.

AR: La patente que nosotros obtuvimos en conjunto con la Dra. Catherina Caballero del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de alta Tecnología de Panamá (INDICASAT), trata sobre el método de preparación de un extracto del guarumo que puede ser utilizado para un tratamiento antihipertensivo. Básicamente lo que se patentó es cómo se extrae o el método de extracción de los principios activos de las hojas de guarumo para obtener un extracto rico en compuestos químicos que tienen propiedades antihipertensivas.

RR: ¿Cómo se le saca beneficio a las patentes?

AR: Una vez un grupo científico, alguna organización o una universidad patenta en el proceso de extracción, las industrias farmacéuticas deberían interesarse en esa patente, comprarla y entonces en sus laboratorios de fabricación industrial, ellos pueden elaborar el producto farmacéutico que posteriormente va a ser o sería comercializado para el beneficio de los pacientes. Hasta este momento todavía la patente está en el proceso de adquisición y no ha sido vendida.

RR: ¿Cuáles son los desafíos que ha enfrentado en sus investigaciones?

AR: Creo que el principal desafío es el económico. Contar con un financiamiento apropiado para poder realizar las investigaciones. Si bien es cierto, la Universidad de Panamá me ha apoyado. Hacer investigación o hacer ciencia en Panamá no es gratis y tampoco es barato. Si nosotros contáramos, en Panamá con mayor financiamiento para infraestructuras, que se necesita mucho, probablemente nuestra producción científica sería mucho mayor.

RR: ¿Cómo se adapta su investigación a los avances tecnológicos?

AR: Cuando estamos hablando de calidad de productos, medicamentos o alimentos, usualmente las metodologías analíticas que están descritas no utilizan generalmente la tecnología más avanzada. Por eso es que gracias a mis estudios de doctorado, mis colaboraciones con otros laboratorios, yo conozco tecnologías más avanzadas.  Como por ejemplo en Bulgaria, digamos que podríamos hacer una comparación con la NASA, hablando en ciencia farmacéutica. Ellos cuentan con el equipo, nosotros colaboramos con ellos y les enviamos muestras.

También el otro año les vamos a enviar las mieles, para un análisis completo, integral y tratar de ver todos los compuestos. De igual manera determinar si existe algún marcador químico que nos ayude a determinar rápidamente cuando la miel está adulterada o no.

RR: ¿Cómo se maneja el control de la calidad de la miel en Panamá?

AR: Tenemos que utilizar la tecnología de punta para colaborar realmente con el gobierno nacional y hacer cambios en los controles de calidad o en las normativas nacionales, que determinan cuáles son los criterios o requisitos de calidad de la miel. Actualmente en la reglamentación panameña tenemos que el máximo de producto de degradación HMF, que es el hidroximetilfulfural, aceptable es 40 miligramos por kilogramo. Ese es el tope que debe contener la miel de acuerdo a la reglamentación panameña. En otros países admiten que en países tropicales el máximo puede ser hasta 80 de hidroximetilfulfural, pero en nuestro país todavía no se ha considerado. Creemos que al final de este proyecto de investigación van a salir muchas otras recomendaciones para hacer cambios y mejoras a la normativa panameña que regula la calidad de la miel en Panamá.

RR: ¿Cuáles son sus proyectos futuros de investigación?

AR: Trabajó en colaboración con otros científicos y con entidades sanitarias del país. Estuvimos en conversación con la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (ACODECO), ya que esta institución, requiere fiscalizar también el fraude alimenticio y con ellos hemos conversado de algunos productos que están en el mercado que necesitan un análisis.

ACODECO no cuentan con un laboratorio y no tienen manera de cómo hacer esas pruebas. Nosotros en conjunto con el Ministerio de Salud, vamos a realizar una propuesta de investigación a la Secretaria Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT), ya que esta institución necesita fiscalizar ciertos alimentos como jugos, bebidas energizantes, agua embotellada, leche en polvo, entre otros productos alimenticios que deberían fiscalizarse y no se está haciendo por falta de recursos, personal y equipos para hacerlo.

Además, estamos analizando, la miel que conocemos como miel de Apis mellifera, que es la abeja africanizada. Existe otra abeja que no tiene aguijón, cuyo nombre científico es Meliponas, y yo creo que no es muy poco conocida en nuestro país, pero en el interior existen algunos apicultores. Se dice entre los apicultores que esta miel tiene propiedades medicinales y que es cicatrizante, también ayuda a eliminar infecciones oculares.

RR:   ¿Qué mensaje les da a los estudiantes que se inclinan a la investigación farmacéutica?

AR: Yo considero que aquellos estudiantes que tengan ese interés, primero busquen aquellos que les llame la atención, para ser investigador, no se pueden quedar nada más con una licenciatura. Yo les recomiendo hacer una maestría, un doctorado, si tienen oportunidad de hacer un postdoctorado también y si pueden estudiar en el extranjero, mucho mejor. SENACYT ofrece muchas oportunidades de becas, así que creo que no hay excusa para no estudiar.

También, esta carrera requiere mucho esfuerzo y dedicación. Tenemos que trabajar y no necesariamente vamos a recibir un salario extra por eso. Pero eso no importa cuando a uno le gusta lo que hace, mi mayor recomendación es estudiar y prepararse, obtendrán la satisfacción es las publicaciones que han trabajado y su reconocimiento.

Sobre Andes Rivera

Es docente de Farmacología y Análisis Farmacéutico, cuenta con un doctorado en Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Amberes (Bélgica); Maestría en Biotecnología; Licenciatura en Farmacia y actualmente es Sub-director del Instituto Especializado de Análisis (IEA) de la Universidad de Panamá.

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