Por: Rosa Mora / FAECO Departamento de Administración de Empresas Turísticas

El Canal de Panamá fue transferido a sus legítimos dueños el 31 de diciembre de 1999, terminando así el enclave colonial, reconociendo total soberanía y garantizando control absoluto. Posteriormente, en 2016, el canal, en manos panameñas, fue ampliado, demostrando al mundo su capacidad administrativa, dado que las nuevas esclusas son más anchas, largas y profundas. Las dimensiones de las cámaras permiten la entrada de buques Neopanamax y Post-Panamax, y desde entonces se ha contribuido a reducciones significativas en costos y emisiones de gases de efecto invernadero.

El Canal de Panamá es una vía marítima de 80 kilómetros de largo, por donde transita alrededor del 5% del comercio marítimo mundial. Se conectan 180 rutas de 170 países a través de 1,920 puertos en el mundo. En el año fiscal 2024, generó 4,986 millones de dólares y aportó al Tesoro B/. 2,470,785,187.98. Contribuye a la creación de empleo, invierte en la protección del agua de su cuenca, ha establecido 9,000 hectáreas de incentivos económicos ambientales y 3,150 hectáreas de bosques protegidos, indicando claramente que es una fuente de riqueza vital para nuestra economía.

Lamentablemente, algunas personas, al tener poder, piensan que con amenazas pueden obtener lo que quieran. Sin embargo, quienes piensan así viven una parálisis que no les permite evolucionar; están anclados en el pasado, y su forma de proceder condena a la sociedad al fracaso. Hay que entender que el cambio es la constante, no la excepción; es transformación en la forma de ver e interpretar la realidad. Señores, el canal es nuestro; de allí su nombre: “Canal de Panamá”.

Estimados compatriotas, en tiempos de infamias y emociones viscerales, es difícil buscar entendimientos, pero ante las crisis también se presentan oportunidades que permiten la búsqueda de un camino de esperanza. Recordemos la historia: para recuperar nuestro canal hubo derramamiento de sangre y hermanos que sacrificaron su vida. Busquemos en el alma aquello que nos hizo patria; entendamos en qué estamos o no estamos de acuerdo.

Luego de este razonamiento, caminemos hacia el futuro. Vivimos en un mundo globalizado y hay que ocupar el tiempo en desarrollar nuestras capacidades y fortalezas para cuidar nuestro principal recurso turístico y orgullo. El canal ahora enfrenta nuevos desafíos, desde conflictos internacionales y competencia con otras rutas comerciales hasta crisis hídrica. Hay que contribuir a superar estas dificultades y, juntos, continuar con responsabilidad y excelencia, desempeñando nuestro papel de “Servicio al Mundo”. Al final, lograremos un país de éxito y admiración.

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