El Centro Regional Universitario de San Miguelito (CRUSAM), realizó la graduación de la primera promoción de técnicos del Programa Anexo de Renacer. Un total de 24 estudiantes recibieron sus títulos en Informática Educativa e Instrucción Sumarial; en una ceremonia efectuada en el Paraninfo Universitario.
El primer puesto, Capítulo de Honor Sigma Lambda, de la promoción, lo ocupó el estudiante, Alathir Martínez. El segundo lugar, Camilo Murillo, mientras que el tercer lugar lo compartieron: Cristopher Coe y Víctor Rodríguez.
Alathir Martínez, al hacer uso de la palabra, dijo a sus compañeros que este día, “celebramos un capítulo extraordinario de nuestras vidas, el final de una etapa llena de aprendizajes, sacrificios y objetivos cumplidos”.
Narró que un día, “con el corazón abatido y el espíritu desanimado, se preguntó si merecía la pena este sacrificio (estudiar), cerró sus ojos e imaginó este momento, pensó que era una utopía. Sin embargo, oró y trabajó por ese sueño apegado a la fe en Dios y con la convicción de sus capacidades; aquí estoy, 28 de marzo del 2025, haciendo de este sueño una realidad”.
Abrace la frase de George Washington Carver: “la educación es la llave para abrir la puerta de oro de la libertad, todos los días y noches turbulentas e inciertas, para no abandonar este viaje” que hoy culmina con la graduación.
Desde que el CRUSAM nos abrió sus puertas, permitió que jóvenes como nosotros acogiéramos la esperanza de mejorar nuestro futuro en un espacio de formación académica. A partir de ahí experimentamos mayores cambios en nuestras vidas, cambió la forma en que vemos la realidad de nuestro entorno y cambió el rol que ocupamos en la sociedad.
“Mientras damos los siguientes pasos hacia nuestro futuro, recordemos siempre que el éxito no se mide únicamente por la meta alcanzada, sino por el impacto, por la huella que dejamos en los demás.” Seamos agentes de cambio, construyamos un futuro, un mundo más justo y persigamos nuestras pasiones con integridad y humildad, siempre teniendo a Dios de primero en todo”.
Concluyó agradeciendo a sus compañeros, su familia, el equipo multidisciplinario del Centro de Rehabilitación y Renacer, a los docentes y administrativos del CRUSAM por su vocación, con un servicio constante y comprometido con la educación superior. Muchas gracias por tan bonita labor de servicio, por guiarnos con paciencia y seguridad, por su cariño incondicional y por su apoyo inalcanzable.
El director general del Sistema Penitenciario, Jorge Torregroza, señaló que este programa conjunto de resocialización funciona para brindarle a los privados de libertad el acceso a una educación superior, de calidad, educación que les abrirá puertas.
Un privado o privada de libertad graduado en la universidad es un ciudadano que devolvemos a la sociedad resocializado, con metas claras y enfocado para producir de manera honrada para su familia y el país. “Me llena de mucho orgullo verlos hoy, sonrientes, con esperanza; eso demuestra, no solamente a ustedes, sino a toda una sociedad y un país, que es posible hacer las cosas bien”.

El director del CRUSAM, Luis Acosta, durante su discurso recordó los inicios de este proyecto en el 2013 con el profesor Gilberto Marulanda, con el programa Anexo en el CEFERE, el entusiasmo y esfuerzo que los profesores han puesto a esta iniciativa universitaria, el trabajo de los profesores que han coordinado el Programa Anexo del Renacer, entre ellos Oreste Arena (primer coordinador), Salvatore Ambrosino, José Álvaro y actualmente la profesora Yamileth Cabrera.
“Hoy es un día especial para nuestra institución, queda una vez más demostrado que la Universidad de Panamá es la más noble institución de la República de Panamá, desde su fundación ha estado a la vanguardia en la lucha por una sociedad con equidad y justicia social. A sus 90 años, podemos afirmar con orgullo que la contribución al desarrollo de la sociedad es incalculable, ha formado a miles de profesionales que constituyen los cimientos del desarrollo productivo del Estado”.
Explica que la Universidad de Panamá siempre ha sido abierta a todos, desde el más pudiente hasta los sectores más vulnerables, tanto en la ciudad capital como en el interior del país. Estos Programas Anexos fueron los primeros que permitieron estudios universitarios dentro de un centro de rehabilitación en Panamá y en la región Centroamérica.
Desde entonces, estos dos programas constituyen un ejemplo de impacto de nuestra noble institución en la resocialización y la justicia en nuestra sociedad. Estos programas constituyen un gran aporte de nuestra universidad a la resocialización plena del individuo y su reinserción exitosa en la sociedad. Somos la única institución de educación superior que lleva a cabo este tipo de educación liberadora a privado de libertad.
El orador de fondo fue el vicerrector Académico de la Universidad de Panamá, José Emilio Moreno. En su discurso, dijo que “La Universidad de Panamá, en sus 90 años de historia, ha transformado vidas a través de la educación. Estamos aquí, para celebrar no solo la culminación de un ciclo académico, sino el triunfo de la resiliencia, la esperanza y el poder reparador del conocimiento”.
Este programa desarrollado en el Centro Penitenciario del Renacer “es un orgullo para nuestra institución”. Es la prueba de que la educación rompe cadenas, abre puertas y, sobre todo, construye segundas oportunidades. Hasta la fecha ninguna de nuestras egresadas de CEFERE ha vuelto a delinquir, esperamos de ustedes lo mismo.
A los graduandos le señaló que “hoy ustedes se convierten en embajadores de esta casa de estudios y deben siempre tener sentido de pertenencia hacia la Universidad de Panamá”. Eso significa honrar su formación, actuar con ética, innovar y, sobre todo, devolver a la sociedad lo que la universidad les ha dado. Defiendan siempre la Universidad de Panamá, lleven en alto su título, pero también los valores que aquí aprendieron: solidaridad, perseverancia y justicia.
Finalmente, reconoció a los profesores y el personal administrativo cuyo compromiso hace posibles milagros como este programa. Concluyó su discurso señalando que, en las circunstancias más adversas, el espíritu humano puede reinventarse.
Por: Irina Chan Castillo / Foto: Frank Perea.






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