A partir de residuos textiles podemos obtener combustibles alternativos, carbones activados y otros subproductos con aplicaciones industriales y comerciales, que puede convertirse en una valiosa oportunidad económica y ambiental para Panamá.
Pocos conocen que la industria textil es el segundo sector más contaminante a nivel mundial, luego del petróleo, debido a que no existe una buena gestión de la ropa cuando ya no la utilizamos. De hecho, la única vía es el vertedero y causa un gran impacto en todos los ecosistemas.
La profesora Lourdes Arjona, de la Universidad de Panamá, e investigadora de Doctorado de la Universidad de Granada (UGR) en España, fruto de su tesis doctoral sobre reciclado termoquímico de textiles y el trabajo colaborativo con su grupo de investigación, nos acerca hacia un proceso que puede convertir los residuos textiles en una nueva oportunidad económica, con ganancias para el ambiente, denominado pirólisis de textil.
“Se trata de una transformación en la que calentamos materiales a altas temperaturas sin oxígeno hasta que se descompone en tres fracciones: Una gaseosa, una líquida y una sólida”, con resultados que permiten obtener energía y materiales útiles”, explica la profesora Arjona.
En la revista Thermal Science and Engineering Progress (TSEP), se publicó el artículo titulado Análisis termogravimétrico de residuos textiles: parámetros cinéticos y mecanismos de descomposición pirolítica, en donde se describen los alcances del análisis termogravimétrico (TGA), una técnica que definen como muy eficaz “para dilucidar el comportamiento de descomposición térmica de materiales textiles, un paso fundamental en el diseño de procesos de pirólisis eficientes.
En este estudio, explicó Arjona al portal La web de la salud, se proporcionaron nuevos conocimientos sobre el comportamiento cinético y las energías de activación de diversas fibras textiles, como algodón puro, poliéster puro y mezclas de algodón y poliéster, utilizando métodos cinéticos”.
La investigación de doctorado de la profesora Arjona, aborda el reciclaje químico como «una solución innovadora y prometedora» que abre la posibilidad de usar esta técnica en respuesta a la contaminación de los textiles, que su destino no sea el vertedero, sino una planta de pirólisis, permitiendo extraer las fracciones líquida, sólida y gaseosa, cada una con su objetivo particular.






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