Sobre la Semana Santa, ¿Cuánto sabemos y qué hacemos?

Por. Félix E. Villarreal V. *

A Jesús “se le negó toda vía hacia la justicia”, “Jesús sufrió también en su propia carne la indiferencia porque nadie quiso tomar responsabilidad por su futuro”.    * Papa Francisco

Para muchos pueblos católicos del mundo, la Semana Santa (última semana de la Cuaresma), es una fecha importante en la que todos como cristianos apegados a la Fe, a las creencias y a la solidaridad humana, celebran, conviven, comparten y hasta dramatizan lo que fue todo ese Triduo Pascual de la Pasión, la Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret y de lo que este acontecimiento ha representado hasta nuestros días para toda la humanidad.

Esta fecha sin lugar a dudas, es de muchísimas actividades litúrgicas dentro de las diversas confesiones o congregaciones católicas, apostólicas, cristianas, etc., que van desde las misas, ayunos, las convivencias, los cantos, penitencias, viacrucis, etc., que de acuerdo al calendario eclesial inician con el denominado Domingo de Ramos y finaliza con el Domingo de Resurrección; aunque en muchos lugares esta celebración suele iniciar el viernes anterior conocido como el “Viernes de Dolores”.

La fecha de esta celebración realmente es variable entre los meses de marzo y abril, según el año; que según los astrólogos, ello depende del calendario lunar, o de acuerdo a las costumbres o tradiciones de muchos pueblos. En el caso panameño, esta fecha de celebración parte del conteo de los cuarenta días a partir del miércoles de ceniza una vez pasado los días festivos de Carnaval.

Algunos datos históricos señalan que la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se dio la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial, de guardar y de conversión en el ser humano.

En otras palabras, la Cuaresma (que es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararse a la gran fiesta de la Pascua), y tiempo para el arrepentimiento de los pecados cometidos y de cambiar algo en cada uno de nosotros para ser mejores hombres y mujeres en la tierra, reflexionar para vivir más cerca de la Fe en Cristo Jesús. 

Como tradición en nuestro país, los días viernes durante la Cuaresma, hay que guardar y abstenerse de comer carnes en los hogares y reflexionar. Pero, realmente, ¿En cuántos hogares del hoy se cumple con esta tradición?, ¿Cuántos realmente reflexionamos, compartimos y escuchamos en nuestro interior esa intención de cambiar y corregir nuestros errores y desaciertos?  Realmente, estamos escuchando la palabra de Dios? ¿Oramos? ¿Compartimos como realmente debe ser con el prójimo y haciendo obras buenas y positivas? ¿Estamos realmente identificados con las necesidades que padecen nuestros hermanos? ¿Cuántos estamos dispuestos a caminar, apoyar y luchar con ellos? Creo que las respuestas las tiene cada uno en sí mismo en sus conciencias.

El Papa Francisco en su Homilía del domingo 2 de abril de 2023 en la Plaza de San Pedro, reflexionó sobre la palabra de Jesús en la cruz cuando dijo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. 

De acuerdo al pontífice; “el sufrimiento de Jesús fue grande y cada vez que escuchamos el relato de la pasión nos conmueve. Sufrió en el cuerpo: de las bofetadas a los golpes, de la flagelación a la corona de espinas, hasta llegar al suplicio de la cruz. Sufrió en el alma: la traición de Judas, las negaciones de Pedro, las condenas religiosas y civiles, las burlas de los guardias, los insultos bajo la cruz, el rechazo de muchos, el fracaso de todo, el abandono de los discípulos. Sin embargo, en todo este dolor, a Jesús le quedaba una certeza: la cercanía del Padre. Pero sucede lo impensable; antes de morir grita: ‘¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?

Este es el sufrimiento más lacerante, el del espíritu; en la hora más trágica, Jesús experimenta el abandono de Dios. Nunca antes había llamado al Padre con el nombre genérico de Dios, expresó el Papa Francisco, quien acto seguido nos dijo: “Hoy hay tantos «cristos abandonados». Hay pueblos enteros explotados y abandonados a su suerte; hay pobres que viven en la oscuridad, en los cruces de nuestras calles, con quienes no nos atrevemos a cruzar la mirada; emigrantes que ya no son rostros sino números; presos rechazados, personas catalogadas como problemas. Pero también hay tantos “cristos abandonados” invisibles, escondidos, que son descartados con guante blanco: niños enfermos, no nacidos, ancianos que han sido dejados solos, enfermos no visitados, discapacitados ignorados, jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie escuche realmente su grito de dolor…”

En definitiva, esta cuantas líneas de esa extensa y profunda reflexión enviada al mundo, a través de su Homilía, el Papa Francisco nos ubica en nuestro Panamá hoy día que de hecho describe esa misma realidad de esos “cristos abandonados” a su suerte, que son los pobres, marginados y explotados, alejados de la oportunidad de tener una vida digna. Abandonados de los gobernantes, de los políticos electoreros, que cada quinquenio bajo falsas promesas, una democracia clientelista y falsos sueños solo ven en ellos un número o un voto para llegar al poder o a las curules deseadas, para luego cual si fueran  los “Judas o Barrabas” traicionan, venden por unas cuantas monedas al país y delinquen en nombre del “desarrollo, el bienestar  y de la democracia”. 

Hoy en medio de la cuaresma y llegada de la Semana Santa, esos “cristos abandonados” de nuestro país luchan por agua, mejores caminos y carreteras, vivienda, trabajo, por una mejor salud, educación y mejores salarios; luchan contra el nuevo enclave colonial de las trasnacionales que con el beneplácito de los gobernantes explotan y saquean los recursos minerales y contaminan a su paso el ecosistema.

En el contexto de celebrarse la Semana Santa, de acuerdo al Papa Francisco “La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada”. Por ende, para los creyentes y no creyentes siempre es importante interiorizar en si mismo la reflexión, el perdón, la solidaridad y la reconciliación fraterna; es reconocer y refirmar nuestro deber de luchar, orientar, ayudar y apoyar a nuestro pueblo excluido y marginado, a la juventud estudiosa, a las mujeres, a nuestros hermanos negros, originarios y campesinos, que a diario luchan por sus derechos, una vida digna, por la madre tierra, la conservación y defensa de nuestros recursos naturales y eco-ambientales.

Panamá, 5 de abril de 2023.

* Publicista, Comunicador Social y miembro de la Dirección de Información y Relaciones Públicas de la Universidad de Panamá.

Foto Archivo: Viacrucis de Semana Santa en el CRU de Coclé 

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